Proceso de Bolonia, nombre que recibe el proceso iniciado a partir de la Declaración de Bolonia, acuerdo que en 1999 en la ciudad italiana de Bolonia firmaron los ministros de educación de la Unión Europea para iniciar el Espacio Europeo de Educación Superior.
Se trató de una Declaración conjunta que dio inicio al llamado proceso de convergencia que tenía como objetivo facilitar un efectivo intercambio de titulados así como adaptar el contenido de los estudios universitarios a las demandas sociales.
Todo esto condujo a la creación del Espacio Europeo de Educación Superior, un ámbito al que se incorporaron países incluso de fuera de la Unión Europea y que serviría de marco de referencia a las reformas educativas que muchos países habrían de iniciar en los primeros años de este nuevo siglo XXI.
El llamado Proceso de Bolonia también incluye, para muchos sectores de la sociedad, aspectos relativos a toda la reforma universitaria y no sólo lo firmado en Bolonia Estos aspectos, de financiación de las universidades públicas principalmente, se les antoja más importantes.
Se trató de una Declaración conjunta que dio inicio al llamado proceso de convergencia que tenía como objetivo facilitar un efectivo intercambio de titulados así como adaptar el contenido de los estudios universitarios a las demandas sociales.
Todo esto condujo a la creación del Espacio Europeo de Educación Superior, un ámbito al que se incorporaron países incluso de fuera de la Unión Europea y que serviría de marco de referencia a las reformas educativas que muchos países habrían de iniciar en los primeros años de este nuevo siglo XXI.
El llamado Proceso de Bolonia también incluye, para muchos sectores de la sociedad, aspectos relativos a toda la reforma universitaria y no sólo lo firmado en Bolonia Estos aspectos, de financiación de las universidades públicas principalmente, se les antoja más importantes.
Desde sus inicios el proceso ha recibido críticas de varios ámbitos en toda Europa por distintas razones enmarcadas en la idea de que las reformas pretenden una progresiva política de mercantilización del mundo universitario.
Entre estas razones destaca lo que se entiende como equiparación práctica del horario estudiantil al de un horario laboral debida al aumento de las horas lectivas presenciales obligatorias que se requieren para aprobar la cantidad de créditos necesarios. Esto dificultaría trabajar y estudiar al mismo tiempo. Se entiende desde los sectores críticos al plan de Bolonia que el cambio provocará una elitización de la enseñanza universitaria, en cuanto para acceder a ella será necesario disponer de mayores cantidades de dinero sin trabajar para ello. Además, el aumento de las horas lectivas para acceder a estudios especializados de posgrado se ve como otra criba para apartar a aquellos con menos recursos económicos de los niveles altos de conocimiento universitario.
Estos aumentos en los costes económicos (de tiempo y dinero) que supone la adaptación al EEES, no se compensan con un aumento eficaz de las ayudas y becas nacionales o europeas en este ámbito.
Estos aumentos en los costes económicos (de tiempo y dinero) que supone la adaptación al EEES, no se compensan con un aumento eficaz de las ayudas y becas nacionales o europeas en este ámbito.
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