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Necesito autoconvencerme de que no fuiste una pieza clave en mi pasado abril, de que no exististe en mi agosto, ni en mi octubre, de que no has sido nada este noviembre tampoco. Necesito aceptar que después de varias semanas, el teléfono no va a sonar. Necesito entender que para esto, ya no existe el verbo esperar. Pero sobre todo, necesito salir de aquí. Necesito que no exista la ciudad llena de obras, ni los trayectos interminables en bus, ni los saludos de siempre con las mismas caras de siempre a las mismas horas de siempre, ni el olor a casa al volver, ni tu olor, ni nada, nada, nada de aquí, durante un tiempo.