Íbamos bajando el monte, o más bien podía recibir el nombre de montaña. Aquel lugar era precioso, era digno de observarlo, hacerle una fotografía y nunca poder perder oportunidad para mirarlo en cualquier lugar, cualquier situación. Te podía, perfectamente, apartar de todos los problemas solo con mirarlo y situarte en la misma escena. Habíamos llegado a la parte baja, ya era la ciudad. Era precioso todo, carecía de ambientes cálidos, y eso era genial. Todo eran verdes, oscuros, claros, más oscuros...Marrones, oscuros, claros, más oscuros... Cruzamos unas cuantas calles, llenas de gente, gente llena de alegría, bajo aquel cielo gris no se aguardaba, ni mucho menos, un ambiente triste. Me encantaba pasear por aquellos rincones, y más si era acompañada por ellos. Bajamos unas escaleras, que conducían a un lugar precioso. Era como un pequeño pasadizo que continuaba y continuaba, hasta conducirte a la otra parte de la ciudad. Este paseo estaba repleto de bancos ocupados por parejas, gente solitaria leyendo sus libros preferidos, o simplemente por un grupo de amigos, que lo único que hacían era disfrutar de una buena tarde.
No me quería ir de aquel lugar, pero pronto llegaría el momento. Era uno de los últimos días que por allí pasé, me gustó mucho que fuera allí donde pasara parte de los últimos momentos.
Llegaba el final..me tenía que despedir, asique no tube más remedio y me despedí. Dejaba todo aquello por una temporada, pero por suerte, esa temporada fue corta.
Y ahora, me alegro de haber conocido todo aquello, me encanta, es uno de mis lugares favoritos, y ¿quién sabe? si en algun momento puede que sea mi día a día, desde luego, hoy por hoy, lo espero, y no quiero que nada de lo que tengo ahora cambie.
TheEndOfShootingStar*
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